Confesiones agonizantes:


Confesiones agonizantes:

La mejor táctica contra el delirio...

viernes, 25 de febrero de 2011

Enamorada del amor. Parte III

Acá es la parte de la historia que tiene un giro de 180 grados. Yo tenía un amigo, lo vamos a llamar X. Éramos compañeros de liceo y pasamos a ser mejores amigos inseparables. Pero, tengo que previamente avisar que le faltaban algunos caramelos en el tarro... X tenía una novia, él estaba super enamorado, pero dadas ciertas circunstancias no la podía ver mucho, es más, hubo un tiempo que me veía más a mí que a la novia. No me quiero ir por las ramas hablando de X y la novia, ya que esta es mi historia, asique voy al grano. Un día comienzo a notar ciertas actitudes raras de X hacia mí. Yo era conciente de que él me tenía una admiración especial, pero eso ya rozaba lo raro. Hasta que un día me dice que sentía cosas por mi pero que no era que yo le gustara, no sabía bien cómo interpretarlo... 
Pasa el tiempo, X y su novia se dejan, y después me dice que está enamorado de mi y un montón de cosas más. Obviamente, me la veía venir. Luego de mil y un reflexiones decido salir con él. Yo pensaba que al ser tan parecidos la cosa iba a salir bien, nos llevábamos genial, nos queríamos mucho, él era re inteligente y culto. En fin, sentía que todas las piezas encajaban, que él era lo que yo necesitaba.
Entonces decidimos intentarlo, y si yo me sentía bien con él, bueno, novios eso... Nos vimos un día y fue un encuentro muy raro, me acuerdo que a él le había pasado algo malo ese día, y yo no sabía cómo acercarme a él. Esa tarde pensé tanto que no sé cómo mi cabeza no explotó.
Más tarde, esa noche le mandé un mensaje diciéndole que sí. (Decisión apresurada.com) Pasaron los días y parecía como si se lo hubiera tragado la tierra. Algo andaba mal...


"Mi vida fuimos a volar con un solo paracaídas, uno sólo va a quedar volando a la deriva."

viernes, 18 de febrero de 2011

"Cuando Florentino Ariza la vio por primera vez, su madre lo había descubierto desde antes que él se lo contara, porque perdió el habla y el apetito y se pasaba las noches en claro dando vueltas en la cama. Pero cuando empezó a esperar la respuesta a su primera carta, la ansiedad se le complicó con cagantinas y vómitos verdes, perdió el sentido de la orientación y sufría desmayos repentinos, y su madre se aterrorizó porque su estado no se parecía a los desórdenes del amor sino a los estragos del cólera. El padrino de Florentino Ariza, un anciano homeópata que había sido el confidente de Tránsito Ariza desde sus tiempos de amante escondida, se alarmó también a primera vista con el estado del enfermo, porque tenía el pulso tenue, la respiración arenosa y los sudores pálidos de los moribundos. Pero el examen le reveló que no tenía fiebre, ni dolor en ninguna parte, y lo único concreto que sentía era una necesidad urgente de morir. Le bastó con un interrogatorio insidioso, primero a él y después a la madre, para comprobar una vez más que los síntomas del amor son los mismos del cólera. Prescribió infusiones de flores de tilo para entretener los nervios y sugirió un cambio de aires para buscar el consuelo en la distancia, pero lo que anhelaba Florentino Ariza era todo lo contrario: gozar de su martirio."

Gabriel García Márquez


Pensaba contar toda la historia de la enamorada del amor de corrido, pero dadas las cincunstancias, no pude. Sé que para la gente "normal" va a sonar exagerado... Pero eso de sufrir por amor, y gozar de ese sufrimiento, no es sólo para los poetas del Dolce stil novo, ni los personajes de  novelas como "El amor en los tiempos del cólera". Pasa también en la vida real. Les pasa a ellos, te pasa a vos, me pasa a mí. Las emociones van más allá de lo psicológico y lo espiritual, también se reflejan en lo físico. Por ejemplo, en este momento me tiemblan las manos, tengo la boca seca y no me entra un bocado de comida. Es obvio mi diagnóstico: acabo de hablar con él.



No sé si tiene algo que ver con lo anterior, amo esa película y amo esa escena.

sábado, 12 de febrero de 2011

Enamorada del amor. Parte II

El tiempo a medida que pasaba me iba arrastrando con él. Fui cambiando, y mucho, se podría decir que abismalmente. No es algo raro porque estaba transitando la parte de la vida más loca del ser humano, comúnmente llamada adolescencia.
Después de varias pseudo experiencias con el amor me sentía lista para conocer a alguien que me hiciera sufrir. Pero como siempre, la vida juega con nosotros y nunca salen las cosas como las teníamos planeadas. Con esto quiero decir que iba a sufrir, sí... pero no por alguien. El caso es que sufría por que no sufría por nadie (por más confuso que eso suene). Porque pasaban los meses y cada vez me sentía más insignificante. Y cuando pasó un año obviamente me rendí y me alié a la soledad. Parecía que no había nadie hecho a mi medida. Sentía que a mi vida le faltaba un espacio que llenar, un ámbito de mi vida estaba en blanco. Y creo que fue en ese momento que conocí la verdadera esencia de dos palabras llenas de significado: completitud e incompletitud. Me empecé a obsesionar con sentirme completa. Tenia amigos increíbles, una familia espectacular, muchas comodidades, y me iba genial en el liceo. Pero no me bastaba. Necesitaba amor
Amor. Otra palabra que también me obsesionaba. Soñaba (y lo sigo haciendo) con un amor ideal. Se volvió un hábito. Pero no aparecía nadie, lo cual generó que por momentos tuviera grandes bajones y por otros (los más sanos debo decir) seguía con mi vida. Y así anduve un largo tiempo, hasta que un día comenzó una serie de sucesos que dejó marcas en mí...

"La moneda cayó por el lado de la soledad."

miércoles, 9 de febrero de 2011

Enamorada del amor. Parte I

Bueno, la cosa es así, desde que tengo uso de razón soy una enamoradiza empedernida. Y me encanta serlo, es mi vicio. Yo no fumo, no tomo, no me drogo; yo amo... o por lo menos sueño con ello. Pasando por alto los amores infantiles esta historia comenzaría en los primeros años de mi adolescencia. Supongamos que tenía 12 o 13 años, por ahí... Y por esa época había algo que me preocupaba, muchas de mis amigas ya habían tenido su primer beso, su primer amor, pretendiente, o como le quieran llamar. Y yo naaaaada. Pero dentro de poco todo eso iba a cambiar.
Luego de un baile retomé contacto con un compañero de colegio, y me invitó a su cumpleaños. Y bueno, pasó lo que pasó... Sí, estuve con él. Y al otro día salimos juntos. Nos mandabamos mensajes, chateabamos, y como era de suponer, nos hicimos novios. Pero lo irónico era que nunca salíamos juntos, yo todos los fines de semanas tenia "algo que hacer". Ya fuese una salida con amigas, un cumpleaños, estudiar... o simplemente, mentirle y quedarme en casa... Un día los dos acordamos que ya no daba para más, y dejamos de hablarnos.
Tuve un par de experiencias más parecidas a esa. Y era obvio, ¿quién no lo hizo? Era muy chica y "me daba cosita". Estuve un año entero alejando de mí lo que más anhelaba: una relación amorosa. Conclusión: no estaba preparada.





viernes, 4 de febrero de 2011

...nadie sabe como le queman en la boca tantos besos que no ha dado, tiene el corazón tan de par en par y tan oxidado...
  
¿Qué clase de persona escribe eso? Sin duda, un genio, pero no cualquiera, sino el predilecto de las musas. ¿Es un don? ¿Se aprende? ¿Cómo se hace para juntar un montón de palabras de una manera tan exquisita que al leerlo la piel se eriza? Se que puede sonar exagerado, pero cuando separaron a los que leen de los que disfrutan, a mi me pusieron en los que disfrutan. Pero, ¿qué es lo que separa a los artistas del resto de la gente? Y me refiero a los artistas de verdad, no esos falsos artistas que aparecen en la tele que se la pasan repitiendo una y otra vez cuánto aman su arte y bla bla bla... Ay, que tonterías estoy diciendo! A quién se le ocurre hablar de arte cuando ser frívolo y superficial está tan de moda!