Confesiones agonizantes:


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La mejor táctica contra el delirio...

miércoles, 1 de agosto de 2012

Transferencia

Si buscamos transferencia en Wikipedia dice: Se trata de afectos que habrán estado orientados originalmente hacia los padres, los hermanos u otras personas significativas en la infancia y que en la vida adulta mantienen su presencia y su efectividad psíquica, de modo que es posible transferirlos a escenarios actuales. Freud señala que este fenómeno ocurre de manera completamente espontánea en las relaciones entre seres humanos, pero cobran una relevancia especial en la relación terapéutica, convirtiéndose en su instrumento principal, para el cambio psíquico del analizante.
¿Qué tiene que ver conmigo esto? Mucho. Sucede lo siguiente, viviendo mi abrumadora vida de estudiante universitario, a pesar de que apenas tengo tiempo para relajar mi mente, me di cuenta de algo. Eso de la transferencia me pasa todo el tiempo. Estuve leyendo sobre el tema y resulta que una situación de las mas frecuentes, en las que ocurre la transferencia es en la relación docente-alumno. Ahí es donde entro yo. Sí, la que se "enamora" de los profesores, esa soy yo. Necesito decirlo, me vive pasando. Leí por ahí que puede deberse a varias cosas, falta de afectos en otros ámbitos, admiración por la sabiduría del docente, o esas huevadas de Freud del edipo mal resuelto, entre otras... El punto es que no se si es bueno, malo o simplemente irrelevante, pero me pasa. 
Tengo un profesor en la facultad que es lo más, el tipo como que no habla como un profesor, dice che, bo, ya fue, queda por esa, y cosas así. Y el otro día con una amiga nos quedamos charlando con él después de la clase, charlando de cualquier cosa, como quien charla con un hermano, yo que sé... Me siento una boluda por ponerme contenta cuando me lo cruzo y me sonríe o me guiña.
Cuando estaba en el liceo, la cosa era con el de Literatura, el tipo hablaba y yo flotaba, daba las clases con una pasión, poca veces vista, ahí yo pensaba que era una demencia aquello que me pasaba, lo adoraba con locura. Ja, no sé, capaz que no estoy tan rayada como creo. Aunque me acuerdo de otras cosas y lo dudo... ja.