Dicen por ahí que hay que tener cuidado con lo que se sueña porque se puede volver realidad. Que no hay que mezclar las cosas dicen. Que no hay que dejar pasar el momento. Muchas cosas dicen. Tantas cosas dicen que nunca dicen que es lo mejor. ¿Pasar desapercibido y estar tranquilo, o ser reconocido pagando un precio? ¿Pisar el freno e impedir que pase algo de lo que puedas arrepentirte o dejarse llevar corriendo un gran riesgo? ¿Equivocarse o pensar que pudo haber pasado? ¿Seguir los parámetros estipulados por la sociedad siendo una persona correcta y de bien, o seguir parámetros propios sin encontrar la línea que divide lo moral de lo inmoral? Todo es tan relativo, todo depende del momento de tu vida en el que te encuentres. La única verdad es que no se puede volver atrás en el tiempo y cambiar lo sucedido. Y si los avatares de la vida me llevaran a tener el poder de hacerlo, no sé si lo haría. ¿Cuáles son mitos, cuáles verdades? No lo podemos saber a ciencia cierta, lo único que nos queda es la experiencia personal, una de las raíces de nuestro ser subjetivo, de lo más personal de nuestra personalidad.
¿Y que me dijo mi experiencia personal hasta el momento? Es verdad que hay que tener cuidado con lo que se sueña porque se puede volver realidad. Nos atrevemos a soñarlo, pero, ¿nos atrevemos a vivirlo? En nuestra imaginación podemos ser lo que queramos; somos héroes, somos valientes, somos rápidos, somos ocurrentes, tenemos las palabras justas, afrontamos los problemas y la opinión ajena no nos toca. Pero en el mundo de carne y hueso sólo podemos ser nosotros.
También me dijo que algunas cosas quedan bien mezcladas y que es verdad que no hay que dejar pasar el momento. No sabemos si vamos a tener otra oportunidad. Y que quedarse pensando qué puedo haber pasado en un sentimiento amargo y que debe ser evitado. Mi experiencia personal también me dijo que todo tiene un precio, y todo depende del precio que estemos dispuestos a pagar.
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