Confesiones agonizantes:


Confesiones agonizantes:

La mejor táctica contra el delirio...

lunes, 22 de noviembre de 2010

♦Cuando te tengo cerca algo en mi se aleja...

Un montón de frases me invaden en este momento. Lo primero que sentí fue furia. Ahora tengo una mezcla de enojo, tristeza, calma, desesperanza, rencor, incertidumbre y fuego. Me gustaría hablar con la vida, el destino, Dios, Satanás, el hada madrina, o quien sea que esté a cargo de todos esto, sentarme a charlar y preguntarle mil y un cosas. ¿A dónde va todo esto? ¿Por qué las cosas son así? ¿Qué pretende de mí? ¿Está bien que me sienta así? ¿Por qué todo no puede ser más fácil? ¿Por qué las cosas no salen como yo quiero? Ay, parezco una tonta quejumbrosa y quisquillosa, triste y deprimida, delirante y bipolar. ¿Y qué? Tengo un poco de todo eso, me hace estar así, me hace saltar de la calma a la furia, del enojo a la dulzura, del rencor a la alegría. No puede ser que una estupidez como la que acaba de pasar me altere de tal manera. Cosa que detesto es la incertidumbre. ¿Qué se supone que tengo que hacer ahora? Hay muchas ideas que me tientan, pero todas me dan miedo y ninguna me convence. A estas alturas la rabia me invade, el llanto me amenaza y siento que tengo un letrero de patética sobre mi cabeza. Y cuánto más reflexiono, más me deprimo. Y cuánto más me deprimo, menos ganas tengo de pensar. Me gustaría ausentarme del mundo por un rato pero que no siga girando sin mí, que se quede quieto, esperando que yo vuelva renovada y con ganas de seguir, con la sonrisa de vuelta dibujada en la cara. Y ahora no me queda más que transformarme en otra forma de energía, para luego volver, y ver cómo el tiempo juega conmigo y me arrastra y sacude como una ola del mar.

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