Confesiones agonizantes:


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La mejor táctica contra el delirio...

lunes, 15 de noviembre de 2010

Genio. parte II

En este punto, el teclado me suelta: “Oye, caradura, esto no es una columna de opinión ni de lejos”. “No me seas cansino”, le respondo, “esto es mi columna de Noviembre para una revista sobre el rock y la vida, y aquí soy yo el que escribe y tú el que acata, y no sé el rock, pero así es la vida”.


No sé si lo que yo escribo causa algún tipo de efecto sobre alguna persona del cyberespacio, ojalá así lo fuera, me llenaría de orgullo. Pero lo que es un hecho es que lo que ÉL escribe causa un efecto cósmico sobre mí. Me fascina tanto que ya se convirtió en ritual. Leer sus columnas, es mi droga personal.

Todo esto me hace pensar en que no puedo expresar ese sentimiento dentro de mi ser, cuando leo algo que me llega a ese lugar profundo como quiera que se llame. Será emoción, será catarsis, será locura, será cordura, será lo que vos quieras, pero es magnífico.


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