Confesiones agonizantes:


Confesiones agonizantes:

La mejor táctica contra el delirio...

martes, 30 de noviembre de 2010

Frases que bogan.

¿Qué adelantas sabiendo mi nombre? Cada noche tengo uno distinto.

Y por las calles vaga solo el corazón sin un mal beso que llevarse a la boca. Y sopla el viento frío de la humillación envileciendo cada cuerpo que toca.

Cuesta vivir cuando lo que se ama se llena de ceniza.

Me pone enferma tanta sinceridad.

Palabras más, palabras más, palabras menos, es lo que menos te puedo dar, es lo de siempre. Palabras nuevas, palabras llenas de remordimiento, palabras que se lleva el viento, palabras menos, palabras más. Palabras más, palabras más, palabras menos, es lo que más te puedo dar, es lo de siempre. Palabras viejas, palabras sólo como pasatiempo,
palabras que soplan en el viento, palabras fáciles de olvidar. Palabras más o menos, las que hoy me duelen. Palabras más o menos, sentimientos ajenos. Palabras más o menos, palabras que pueden lastimar. Palabras menos, menos, menos, palabras más.

Sobrevivir es la meta disfrazada.

Y era su destino bailar con todo lo prohibido, apurar el veneno, sacar horas para enredar.

Take a walk on the wild side

Después de meditar sobre mil y un cuestiones, me decidí a escribir sobre los recientes asuntos que rondaron sobre mi cabeza. Ha comenzado el proceso de desintoxicación, ya era hora. Mi salud mental y emocional corría peligro, entonces dejé de pensar en todo y empecé a pensar en nada. Lo recomiendo. Pero de lo que más necesitaba desintoxicarme era de las personas, ahora estoy mucho mejor, aunque el proceso todavía no terminó. Y bueno, durante esta desintoxicación estoy mirando mucha tele. Lo que me recuerda algo: es impresionante la manera en que cierto programas de tv me sacan las ganas de vivir, o de pertenecer a la raza humana. Y esta tendencia cuasi suicida comenzó al ver a Chichita, hacía tiempo que no veía algo tan paupérrimo. Por eso hoy abandoné la tele y la remplacé por la música. Ciertamente, Bob Dylan y Lou Reed me estan causando un buen efecto. No hay nada mejor que repetir una y otra vez una buena selección de canciones. En esta ocasión me acompaña un mix de Los Rodriguez, Chuck Berry, Pereza, Bob Dylan, Lou Reed y un poco de música flamenca, entre otras cosas. Otro asunto: ya es oficial, pasé a sexto, lo que significa que sólo me queda un año de liceo, ergo falta poco para ir a la facultad y trabajar, lo que por momento me emociona y por otros me aterra. El tiempo y yo tenemos una relación bastante particular. Y además diciembre me está pisando los talones, o sea se aproxima la Navidad y Fin de Año. El hecho de que se termine el año me pone rara. No me gusta que las cosas terminen. Y otra cosa que no me gusta y que me frustra es que la inspiración me viene en los momentos más inoportunos, se me ocurren frases sueltas y después me las olvido porque en su momento no las podía anotar. Hace días que estoy tratando de acordarme de unas frases que pensé mientras me bañaba en el club, y no hay caso. Es una tipa muy traicionera, y justo ahora que tengo tanta sed de escribir un poema.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Con James Blunt de fondo, y las novedades del Facebook como inspiración, escribo esta entrada. Sí, eso de los dibujitos, re lindo, solidarizarse con una causa noble. Pero... siempre hay un pero. Seguir a las masas no es lo mio, no veo en qué puede ayudar a un niño golpeado que yo ponga como foto de perfil a Lisa Simpson. Me parece estupendo por aquellas personas que lo hacen de todo corazón, siendo concientes de ello. Me parece estúpido por aquellas personas que lo hacen sólo por estar en onda. Y me parece absurdo eso de acordarse de lo que está pasando en el mundo solamente cuando es "el día de tal cosa". Gente vacía que se las tiran de profundos, sinceramente no sé si reir o llorar. Asique díganme insensible por no poner un dibujito, no me va a importar, soy fiel a mis principios (o al menos eso intento).

lunes, 22 de noviembre de 2010

♦Cuando te tengo cerca algo en mi se aleja...

Un montón de frases me invaden en este momento. Lo primero que sentí fue furia. Ahora tengo una mezcla de enojo, tristeza, calma, desesperanza, rencor, incertidumbre y fuego. Me gustaría hablar con la vida, el destino, Dios, Satanás, el hada madrina, o quien sea que esté a cargo de todos esto, sentarme a charlar y preguntarle mil y un cosas. ¿A dónde va todo esto? ¿Por qué las cosas son así? ¿Qué pretende de mí? ¿Está bien que me sienta así? ¿Por qué todo no puede ser más fácil? ¿Por qué las cosas no salen como yo quiero? Ay, parezco una tonta quejumbrosa y quisquillosa, triste y deprimida, delirante y bipolar. ¿Y qué? Tengo un poco de todo eso, me hace estar así, me hace saltar de la calma a la furia, del enojo a la dulzura, del rencor a la alegría. No puede ser que una estupidez como la que acaba de pasar me altere de tal manera. Cosa que detesto es la incertidumbre. ¿Qué se supone que tengo que hacer ahora? Hay muchas ideas que me tientan, pero todas me dan miedo y ninguna me convence. A estas alturas la rabia me invade, el llanto me amenaza y siento que tengo un letrero de patética sobre mi cabeza. Y cuánto más reflexiono, más me deprimo. Y cuánto más me deprimo, menos ganas tengo de pensar. Me gustaría ausentarme del mundo por un rato pero que no siga girando sin mí, que se quede quieto, esperando que yo vuelva renovada y con ganas de seguir, con la sonrisa de vuelta dibujada en la cara. Y ahora no me queda más que transformarme en otra forma de energía, para luego volver, y ver cómo el tiempo juega conmigo y me arrastra y sacude como una ola del mar.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Genio. parte II

En este punto, el teclado me suelta: “Oye, caradura, esto no es una columna de opinión ni de lejos”. “No me seas cansino”, le respondo, “esto es mi columna de Noviembre para una revista sobre el rock y la vida, y aquí soy yo el que escribe y tú el que acata, y no sé el rock, pero así es la vida”.


No sé si lo que yo escribo causa algún tipo de efecto sobre alguna persona del cyberespacio, ojalá así lo fuera, me llenaría de orgullo. Pero lo que es un hecho es que lo que ÉL escribe causa un efecto cósmico sobre mí. Me fascina tanto que ya se convirtió en ritual. Leer sus columnas, es mi droga personal.

Todo esto me hace pensar en que no puedo expresar ese sentimiento dentro de mi ser, cuando leo algo que me llega a ese lugar profundo como quiera que se llame. Será emoción, será catarsis, será locura, será cordura, será lo que vos quieras, pero es magnífico.


C'est la vie

Hombres, mujeres. Mujeres, hombres. La historia de nunca acabar, el cuento de nunca empezar. ¿Quién gana? ¿Quién pierde? ¿Quién manda? Estos últimos días, estuve reflexionando sobre la relación entre los hombres y las mujeres, basada en la experiencia, en la conducta y en un toque de subjetividad. ¿Y qué fue lo primero que pensé? Pensé que los hombres creen cosas o piensan cosas que no son. Se creen que morimos por ellos, que nos encantan, que nos excitan, que los adoramos, que nos parecen re divertidos y graciosos, que siempre nos hacen reir, que para nosotras son lo máximo, y que su físico nos mata. O SEA HELLO! Ni se asoma a la realidad. Todas esas cosas las pensamos de UN sólo hombre, a ver si le entra en la cabecita, que ustedes mueran por nosotras no significa que nosotras igual por ustedes. Pero gente del cyberespacio que casualmente lea esto, tengo que informarle que esto no es algo malo para nosotras. Por momentos es molesto, sí. Sin embargo, la mejor parte viene después, cuando los podemos usar. Sé que suena cruel, despiadado y maquiavélico, pero es un hecho. A mi no me gusta hacerle cosas malas a la gente, no está en mi naturaleza, pero usar a un hombre para nuestro beneficio es inevitable. Y no es algo descabellado, pensemos en las situaciones más comunes como pedir un favor, darle celos a un chico con otro chico, y muchas cosas más. Lo admitan o no, es así, somos embusteras y nos encanta serlo.

martes, 9 de noviembre de 2010

Oh Margot

¿Alguien puede entender como me encuentro en estos instantes? Mi ídolo máximo vuelve en marzo, y por supuesto que lo voy a ir a ver. Ahora ya recuperé la cordura, pero hace un rato estaba re loca. Sé que puede sonar estúpido pero me alegró el día esa noticia. El artista que más admiro va a volver, y me voy a volver a deleitar con su arte. Es geniaaaal. Es buenísimo. Tendría que estar estudiando Literatura. Hamlet es lo máximo y Shakespeare es un genio. No se si se entiende, pero ahora viene la parte en la que empiezo a desvariar. Amo Criminal Minds y hoy estuvo supremo. Tengo muchas frases célebres en mi ropero, frases que se van al carajo, frases de genios como Tácito, Nietzsche, Shakespeare, Einstein y muchos otros. Siento que cambié mucho, la adolescencia causó una gran transformación en mi, pero claro que la esencia sigue siendo la misma. El punto es que si me pongo a pensar de las cosas que rondaban en mi cabeza hace tres o cuatro años, hay una gran diferencia. Si venía una especie de adivina o algo así hace un tiempo atrás y me decía que me iban a pasar todas las cosas que me pasaron, no lo hubiera podido creer. Mi vida dio muchos giros. Estoy llena de pelos de Canela porque durmió arriba de mí. Es tan hermoso cuando se pone a dormir y se enrolla todo. No encontré una foto lo suficientemente buena, o por lo menos que a mi me gustara lo suficiente como para ponerla en esta entrada. Creo que ya es suficiente. C'est la vie.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Estaría bueno que las cosas fueran distintas, que fueran más simples. Pero ¿saben qué? No lo son. Estaría bueno dejarse llevar por los instintos, poder sucumbir ante la tentación y que no pase nada. Pero no. Hay que ser prudente. Estaría bueno no callar aquellas cosas que sería inapropiado decirlas, poder decir lo que nos guardamos y morimos por decir. Pero tenemos ciertas reglas que respetar. Estaría bueno actuar sin tener que pensar en las consecuencias de nuestras acciones, sin tener que debatir interna o externamente si quedamos bien o mal, si hablamos mucho o poco, si nos arrastramos demasiado o mostramos poco interés. Pero puede traernos problemas.

Tener que respetar ciertas reglas, normas de convivencia es inevitable. El hecho de quedar mal parados nos atormenta, no existe ese estilo de vida cómoda en la que hacemos lo que queremos, cuando queremos y como queremos. Siempre hay un límite. La carne es débil, por eso está el cerebro, para frenarla. A pesar de que este razonamiento va más allá de los placeres de la carne y el bajo instinto, está inspirado en ellos. En la cotidianeidad no existe tal cosa como el carpe diem.